TÉLORA
Télora viene a representar el aspecto engañoso de la realidad; el ejercicio de la mirada que los distintos personajes realizan sobre ella es clave en este conjunto de relatos donde Télora actúa a modo de cordón umbilical. Télora es un espacio, es la voz unificada de un pueblo, es, en sí misma, un personaje.
Télora viene a representar el aspecto engañoso de la realidad; el ejercicio de la mirada que los distintos personajes realizan sobre ella es clave en este conjunto de relatos donde Télora actúa a modo de cordón umbilical. Télora es un espacio, es la voz unificada de un pueblo, es, en sí misma, un personaje.
“Mateo, ¿a qué compararías tú el pueblo de Télora? Yo miraba el mar, que entraba en la playa y luego se perdía por los lados y, al fondo, parecía quedar decapitado por la guillotina del cielo, en el filo del horizonte. Venía un silencio en que no se oía más que el murmullo manso de las olas en la arena, el graznar de las gaviotas, en círculo sobre nuestras cabezas. Al mar, decía yo por fin, a este mar de hoy, que por fuera no se mueve, y, dentro, nadie sabe lo que pasa”.
Gloria
Dr. Bergius
El Palermo
Címballi
La Bella Dolores
Último deseo
Anís
Las chicas
Hermano
Se ha dicho...
“(…) En su conjunto, Télora es un libro que capta fácilmente la atención del lector. Algunas narraciones son más afortunadas que otras en cuanto que la autora ha conseguido imprimir una mayor fuerza narrativa; pero, en general, se trata de una obra más que interesante.”
Luna Pérez, Antonio Jesús. "Télora". Cuadernos del Sur, Suplemento cultural del Diario de Córdoba, nº 307, Córdoba, 10 de junio de 1993.
La crítica:
Luna Pérez, Antonio Jesús. "Télora". Cuadernos del Sur, Suplemento cultural del Diario de Córdoba, nº 307, Córdoba, 10 de junio de 1993. Télora de Ana Planella es un conjunto de relatos cortos. Sin embargo, no es una simple sucesión de textos de mayor o menor extensión; todo el libro está organizado por un eje que le proporciona una cimentación fuerte: los relatos cuentan historias ocurridas en un pequeño pueblo, Télora. Cada uno de ellos es diferente al resto, pero en el conjunto de la lectura es donde todas las narraciones cobran un único sentido en cuanto que ofrecen una visión conjunta y completa del pueblo, de Télora. Cada relato es, pues, una historia propia. La independencia de los textos es argumental, pero también formal. En cada capítulo, la autora se ha apoyado en una estrategia narrativa diferente. Con esto, no sólo demuestra su habilidad técnica, sino que aporta a Télora una diversidad formal que enriquece la lectura.
Lectura, ésta, que gira en torno a acontecimientos acaecidos en Télora, el Macondo particular de la escritora, pero centradas en aventuras rodeadas de un cierto misterio, de un cierto oscurantismo. Los distintos relatos de estos libros son una especie de probeta en los que su autora investiga la realidad, pero una realidad oscura.
Cada personaje está vinculado a un destino inamovible en el que la sorpresa ejerce una labor de simple apariencia, ya que todos los actos y todos los acontecimientos parecen estar definidos de antemano. Tal vez los ejemplos más radicales son “Dr. Bergius” o “La bella Dolores”.
En su conjunto, Télora, es un libro que capta fácilmente la atención del lector. Algunas narraciones son más afortunadas que otras en cuanto a que la autora ha conseguido imprimir mayor fuerza narrativa; pero, en general, se trata de una obra más que interesante.